lunes, 27 de noviembre de 2017

Introducción a las pinturas rupestres en Ocozocoautla; Sima El Copal

Uno de los sitios con vestigios de la cultura zoque plasmados en  pinturas rupestres, es la Sima de la Cotorra que alberga en sus blancas paredes unas treinta pinturas rupestres de color ocre, así como figuras de manos en color rojo y negro.
En estas pinturas se encuentra la historia de una cultura casi olvidada: la zoque. Los hombres de esta civilización pintaron por una razón básica, transmitir a otros y preservar para las futuras generaciones un mensaje de sus raíces echadas en estas tierras.
Muchas de las pinturas que se encuentran en las paredes rocosas de  la Cima de las Cotorras, son imágenes de manos en negativo, alguna otra imagen de metáfora simbólica alusiva a la muerte, una más refiriéndose a la vírgula de la palabra así como pinturas que representan escenas de otros tiempos y que muestran que eran cazadores evolucionados.
La gran mayoría están hechas con pintura rojo ocre, algunas con tonalidad más oscura y otras más claras, revelan que no fueron realizadas en el mismo momento ni por las mismas personas, los menos, en color negro parecen estar hechas con carbón en una época más tardía. También parece estar ligado a los movimientos de las estrellas, el sol y la luna a lo largo del año, tomando como referencia el borde de la Sima, es posible concluir que las diferentes posiciones de estos astros están señaladas con figuras que indican la actividad respectiva a cada estación. Otras figuras parecen estar vinculadas a eventos astronómicos del sol y la luna. Esto puede indicar que el pintor quiso señalar que cuando los astros se hallen en la posición representada, se debe llevar a cabo una actividad en específica.
Si bien durante el preclásico la región aledaña a Ocozocoautla parece haber sido un núcleo de población importante, en particular hacia fines de preclásico (400-100 a.C). Los restos de arte parietal no parecen ser tan prolíficos, destacando principalmente los monumentos esculpidos donde observa principalmente representaciones humanas para el preclásico tardío y clásico temprano respectivamente. Estos relieves presentan a un personaje sedente sobre el cuerpo de una serpiente, temática común en el monumento. Durante esta época no tenemos elementos rupestres asociados con las cavidades naturales, destaca sin embargo, la proliferación de las ofrendas hipogeas, principalmente en cuevas húmedas con amplio desarrollo. Estas cavidades durante la época de estiaje debieron ser importantes para la región del norte de Ocozocoautla, pues las fuentes hidráulicas a las cuales suelen asociarse son un recurso escaso en donde la geología kárstica genera causas subterráneas y escasos recursos superficiales, por lo que la única fuente de agua permanente para la zona de estudio se ubica en el “cañón rio la venta”, con la dificultad de acceso que implica la geografía accidentada de su ubicación, con paredes verticales o extra plomadas de hasta 300 metros de altura.
El material localizado en las cuevas húmedas indica que durante el año 250-400 a.C inicia un periodo de intensa actividad ceremonial asociada por las cuevas húmedas de la región. El material suele localizarse en superficie al fondo de las cuevas, en nichos naturales sobre las formaciones estalagmitas de las mismas
 El escaso material cerámico asociado con las simas con pinturas rupestres, los resultados del estudio del material indican que la principal época de ocupación de este tipo de sitios parece asignarse hacia el clásico tardío o posclásico temprano. Estos concuerdan con la ocupación de cuevas en zonas de difícil acceso en el área del cañón rio la venta, como son “el tapesco del diablo”, “el castillo” “el camino infinito” y “la cueva del lazo”.

Este periodo parece también coincidir con uno de crisis política, pues hacia el 1100 d.C. los principales sitios monumentales de la selva “el ocote” son abandonados y la región de Ocozocoautla experimenta una crisis política y demográfica generalizada.

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